El domingo fue la 2ª prueba del #RetoPichón 2023. Esta vez el protagonista era Darío, un niño de 5 años que todavía está esperando un diagnóstico para saber cuál es la enfermedad que padece.
Estoy en uno de los momentos más difíciles de mi vida, pero como siempre digo: esto no puede parar, estas personas necesitan nuestra ayuda.
No están solos en esta lucha
Nos levantamos muy temprano y viajamos hasta Jerez de la Frontera (Cádiz) para participar en la Sherry Marathon. 21 kilómetros para visibilizar a Darío, pero también el día a día del resto de su familia. Nuestro objetivo era conseguir que sintiesen que estamos con ellos, que no están solos en esta lucha.
La carrera discurrió con mucha normalidad. Desde el inicio hasta el final mi pensamiento fue el mismo: en la meta iba a estar esperándome Darío con sus padres. Aún sabiéndolo, me emocioné mucho cuando los vi. Cuando apenas me quedaban 200 metros para la meta, vi a Darío y Ana, su madre. ¡Todo el esfuerzo había merecido la pena!
Hicimos la entrada en meta los tres juntos, y la organización de la carrera le puso a Darío la medalla de finisher. Busqué con la mirada a Santi, su padre, que había seguido la llegada a la meta desde las vallas con muchísima emoción, se unió a nosotros y nos abrazamos llenos de alegría. Darío sonreía.
El #RetoPichón, nuestro altavoz.
La organización de la Sherry Maratón, nos dio voz, y mientras le poníamos a Darío la medalla del #RetoPichón, pudimos contar qué son las enfermedades raras, pero sobre todo quién es Darío y cuál es su situación todavía sin diagnóstico.
Después de todo el esfuerzo, y con las emociones a flor de piel, nos fuimos juntos para seguir charlando, y conocer un poco más de cerca la vida de esta familia. Se incorporaron mis amigos Pepe Soto (embajador) y Pili, dos personas muy especiales que colaboran mucho con el #RetoPichón, y que participaron también en la Sherry Promo, marcha organizada dentro del programa de la Sherry Marathon. Hablamos mucho, y compartimos muchos sentimientos.
Un gran motivo para sonreir
La vuelta siempre es en silencio. Acababa de conocer a unos padres muy especiales; alegres, divertidos, simpáticos, sensibles … y muy comprometidos. Qué suerte tiene Darío de tener estos padres, que ejemplo de amor y de dedicación a su hijo. Entendí la sonrisa de Darío.
Detrás de cada una de estas familias hay una gran historia. Siempre me recuerdan que para todos ellos la única opción es seguir luchando. Ana y Santi lo hacen con amor y esperanza, Darío sonriendo.
Seguir luchando es una lección que últimamente la vida me recuerda cada día, Darío me ha enseñado que yo también tengo un gran motivo para sonreír.
¡Hasta muy pronto!
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