Desde que en abril regresé de cruzar el Desierto del Sáhara (Marruecos) no había vuelto a competir. Unas semanas de descanso total y tocó volver a los entrenamientos y a intentar recuperar la forma y las sensaciones. Os soy sincero, esta vez me está costando muchísimo.
El 12 de junio estaba cerca y tenía pensado participar en el Triatlón de Matalascañas (Huelva). En esta ocasión para luchar por conseguir la 1º medalla del #RetoPichón2022. El primer protagonista era Carlos, un niño de Málaga de 14 años con muchísimas ganas de vivir y que trae “locos” a sus padres: María José y Francis.
Viajé el mismo domingo y salí a las 6 de la mañana de Sevilla. Al llegar, después de recoger el dorsal y dejar bien preparado todo el material fui hacia la salida en la playa ¡Que recuerdos!
Se me había olvidado mi mono de competición, así que tuve que apañarme con lo que tenía… A las 8:30 empecé a nadar.
El mar estaba tranquilo, tan solo un poco de viento, pero había decidido ir con tranquilidad, mucha tranquilidad. Cuando llegué a la bicicleta, me enganché a dos ciclistas y todo transcurrió con normalidad. En la última parte, corriendo por la playa ya se notaba mucho el calor. Tenía a Carlos y a sus padres todo el tiempo en mi cabeza, pero sobre todo tenía claro el porqué de todo esto.
Cuando llegué a la meta sentí mucha emoción, ¡Lo había vuelto a conseguir!, ¡ya tenía la medalla! ;
La 1ª medalla del #Retopichón de este año 2022.
Busqué un vivero y conseguí un geranio y un cactus.
En cuanto me recuperé, llamé a sus padres para contárselo, ¡tenía muchas ganas de decirle a Carlos que la habíamos conseguido! El lunes temprano, pedí permiso a Francis y María José, los padres de Carlos, para llevarle la medalla a su hijo. Después de varios intentos por fin nos vimos el día 29 de junio en Cártama (Málaga).
A Carlos le gustan mucho las plantas, por eso además de su medalla quería llevarle un pequeño regalo; así que busqué un vivero y conseguí un geranio y un cactus.
Francis me estaba esperando, y me enseñó su casa maravillosa, llena de plantas, de todo tipo de animales, y totalmente adaptada para Carlos. Un lugar espectacular en el que se respiraba paz y tranquilidad.
Nos dimos un buen chapuzón.
Al poco tiempo llegó María José con Carlos; ¡vaya personaje! ¡Tal y como me lo imaginaba! Me encantó conocerlo. Descargamos la silla de ruedas, lo subimos en ella y entramos en la casa. Tras los primeros minutos, le conté quien era yo y lo que estaba haciendo este año con el #RetoPichón. También le expliqué que había participado en el Triatlón de Matalascañas por él, y que todo el esfuerzo había sido para conseguir su medalla. El hacía como que no me miraba… pero estaba atento a todo lo que le decía y hacía. Carlos quería que me bañase con él, y cómo llevaba un bañador en el maletero, nos dimos un buen chapuzón. Nos reímos mucho y estuvimos un buen rato en el agua. Como con cualquier otro niño fue muy divertido, pero sobre todo muy emocionante.
Me di cuenta enseguida del trabajo, y el esfuerzo que hacen a diario
Cuando entrevisté a sus padres, me di cuenta enseguida del trabajo, y el esfuerzo que hacen a diario para atender a Carlos, y de la constancia y la dedicación que necesita. Con 14 años, Carlos necesita ayuda física para muchas cosas, y resulta un ejemplo ver como sus padres se esfuerzan haciéndolo todo por él.
La vuelta a casa es siempre un camino de reflexión sobre todo lo que estoy viviendo, y tengo claro que todo el esfuerzo que hagamos por estos niños y sus familias es poco. Nos quedan 14 niños todavía. Esto no ha hecho más que empezar.
Está siendo un año difícil para mí, mi cuerpo no está respondiendo todavía como debería. Pero yo sigo entrenando duro para volver a alcanzar la forma, porque como siempre digo: ¡¡¡Las ilusiones permanecen intactas!!!
Muchísimas gracias a todos por vuestros mensajes de apoyo y vuestra ayuda siempre. ¡Hasta muy pronto!