Hola, mi nombre es Antonio y tengo 14 años. Mi mamá se llama Amparo y es quien me ha cuidado siempre. Cuando la escucho hablar con alguien sobre mí, ella dice que soy feliz. Y creo que está en lo cierto. Aunque nací con parálisis cerebral y es verdad que no puedo andar, comer o beber solo o hablar, estoy contento porque puedo entender y comprenderte si me hablas. Incluso, si hacemos migas y convivimos un poco, a través de diferentes gestos yo te responderé a lo que me preguntes, y así podremos conversar.
Además, con mi tablero de comunicación te podré dar respuestas a las indicaciones que me plantees. No soy tan difícil de entender, te lo aseguro.
Mi día comienza habitualmente por la mañana sobre las 7 y media, si es que me levanta mi mamá, porque hay días que me da por despertarme solo antes de tiempo. Eso le quita sueño a la pobre, pero siempre está ahí cuando la necesito. La quiero más que a nadie en el mundo y ella me quiere mucho a mí y a mi hermano mayor, Fernando.
Como decía, me despierto a esa hora y mi mamá me pone de pie en el parapodium. Es un aparato con unos anclajes que me sostiene para que pueda estar un rato en posición vertical, porque eso de estar acostado o sentado la mayor parte del día debe combinarse con un poco de verticalidad, para mirar a los demás por encima del hombro, jeje.
Después de tomar el desayuno, alrededor de las 9, mi mamá me lleva a Upace en nuestra furgoneta adaptada. Tuvieron que hacerle una obra de reforma en la parte trasera para que entre mi carrito, pero quedó muy bien.
Mi tutora es Rosa. Ella y el resto del equipo docente trabajan conmigo en diferentes aspectos de mejora de mi vida diaria. La parálisis cerebral es irreversible, pero eso no quiere decir que no se pueda profundizar en mis capacidades.
En Upace recibo de lunes a viernes terapias con mis fisioterapeutas, en la piscina o en clase de informática con el sistema Irisbond. Mis profesoras, a veces me dicen que voy más rápido que el temario del día, pero es que quiero aprender cada vez más…
También trabajo con animales, con los perritos de Efecto Huella, que van los miércoles a mi colegio con sus monitoras Eva, Inma y Bea y en un centro hípico una vez a la semana montando a caballo con mi monitora Noelia. Todo esto es muy bueno para mí y así se lo dice a mi mamá el doctor Conejero cada vez que pasamos revisión.
Hablando de animales, en mi casa tengo a mi perra Neska y a mis gatas Misi y Juve. Son muy juguetonas, sobre todo Juve que siempre está liándola, sea con las otras dos o en la cocina cuando hay comida cerca.
Al acabar la jornada escolar, sobre las 3 de la tarde, mi mamá viene a recogerme y volvemos a casa, aunque hay días que tengo extensión escolar por la tarde con mi monitora Belén.
En casa, después de comer suelo echarme una siesta, sobre todo si la noche anterior me he despertado antes de tiempo.
Hay tardes que doy un paseo con mamá y otras con mi abuelita Maruja y mi tía Sonia. Mis fines de semana preferidos son los que viene a Jerez mi tita Nanda.
Los domingos voy al fútbol con Jesús, que es como un padre para mí. Él es del Xerez y me sacó el carnet el verano pasado. Sí, ya sé que ahora jugamos en Tercera, pero recuerdo cuando subió a Primera y vimos de cerca a Messi…
En realidad, mi corazón en el fútbol está dividido, porque también soy del equipo de mi mamá, del Betis, y alguna vez que hemos ido a ver un partido al Villamarín uno de los sonidos que más me han impresionado ha sido el de ese campo entero cantando ¡¡¡GOOOOL!!!
Ahora, eso sí, para impresionarme de verdad está la Semana Santa. Mirad que ni mi madre ni la gente que me rodea son cofrades, pero desde que una vez en el colegio me llevaron a ver pasos en una actividad extraescolar se me metió en la cabeza y se puede decir que es lo que más me gusta.
Hace pocos días he salido por segundo año en Jerez en la Hermandad del Nazareno y me lo he pasado muy bien. Todo esto gracias a Javier, que es quien me apuntó. He pasado de ser un niño que veía la Semana Santa en youtube -lo reconozco, todo el año, sea enero o agosto- a ser un auténtico cofrade o ‘capillita’, como se dice coloquialmente.
Bueno, ese soy yo, creo que no se me olvida nada. Si alguna vez nos conocemos, cuéntame un buen chiste y me reiré contigo. Haz la prueba.
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