Cuando todavía tenía la sensación de haber llegado del viaje de Getxo, tocó nuevamente hacer las maletas para ir a la última sede, en Gijón, en la que coronaríamos nuestro reto pichón 2016 por los niños de la Fundación Luis Olivares.
Para Gijón tampoco estuve solo
La vida muchas veces te regala personas que se convierten en una pieza más de tu día a día, y hace unos años tuve la oportunidad de conocer a Antonio Alvear Almunia, una persona buena, una persona que cada vez que lo he necesitado, siempre ha estado a mi lado y lo quiero muchísimo.
Pues bien, tanto él como su hija Teresa, a la que ya quiero como una hija más, tuvieron el detalle de recogerme en Sevilla, llevarme Gijón, cuidarme y preocuparse de mi durante todo el fin de semana. Un grandísimo apoyo en un momento en el que ya el cansancio y el agotamiento de la competición y de los viajes, me estaba haciendo mella, y este detallazo fue para mí fundamental para culminar el reto.
Ya en Gijón…
Llegamos el viernes por la noche, tras un largo viaje, tocó descargar todo el material, y descansar, porque el domingo tenía una cita muy importante, finalizar el último triatlón y con él nuestro reto pichón.
El domingo amanecí temprano, me dispuse a revisar todo el material, llevarlo a la zona de boxes y concentrarme para afrontar el último escalón.
Estaba más nervioso que nunca. No quería que fallase nada, revisé el material más veces de lo habitual, quería controlarlo todo, no podía fallar nada. Después de haber llegado hasta aquí, tenía que finalizarlo. Notaba que el objetivo estaba muy cerca y eso me generó mucha tensión, pero rápidamente, tocó nadar y los nervios desaparecieron. La natación transcurrió con muchísima normalidad, el tiempo era espectacular, lo que me sirvió para coger confianza para lo que me quedaba por delante.
El segmento de la bici, me lo tomé con mucha calma, esa noche había llovido y el asfalto estaba mojado. Y no podía arriesgar lo más mínimo, tenía que llegar al final. Cuando finalicé ese segmento, me puse las zapatillas de correr, y empecé, ya lo vi muy cerca. Iba ya saboreando lo que para mí ha sido una experiencia vital, que nunca olvidaré
En la meta me estaban esperando muchas de las personas que han hecho posible que esto haya sido una realidad. No puedo describir lo que sentí cuando llegué a la meta, una gran emoción inundaba todos mis sentidos, una ilusión enorme por conseguir todo lo que nos habíamos propuesto al iniciar el año. Se me pasaron por la mente muchas personas a las que quiero y que he tenido muy presente durante todo el reto, y sobre todo, sentí una satisfacción por haberlo conseguido.
¡Últimos días para colaborar con el #RetoPichón!
Hasta el martes 1 de noviembre podéis seguir realizando donaciones a la Fundación Luis Olivares, para así conseguir que 2 familias estén unidas y puedan hacer frente a la enfermedad en un entorno adecuado.
Número de cuenta la Fundación Luis Olivares: ES57 2100 1873 1902 0014 2361 (concepto: Reto Pichón).