La crisis del 2007 hizo tambalearse al sector de las entidades sin ánimo de lucro. Sufrimos mucho de la noche a la mañana. Las dos fuentes principales de financiación de nuestras organizaciones eran la Administración Pública y las Cajas de Ahorros. Desaparecieron a la vez. Y además, se confirmó una falta de profesionalización en la gran mayoría de estas organizaciones. No habíamos diversificado nuestras fuentes de ingresos y hacerlas sostenibles económicamente fue todo un reto.
Como consecuencia de todo esto podíamos encontrar tres tipos de organizaciones. En primer lugar, aquellas que directamente desaparecieron. En segundo lugar, el grupo de las que se fueron apagando poco a poco porque no se enteraron de que el modelo de financiación estaba cambiando. Y por último, la gran mayoría, nos tuvimos que “poner las pilas” sobre la marcha para seguir buscando nuestra sostenibilidad.
Levábamos tantos años viviendo de las “migajas” de la Administración Pública, que nos había generado una dependencia que nos impedía ser creativos, nos limitaba.
¿Qué ocurre ahora?
Catorce años más tarde, seguimos prácticamente igual. Tenemos que ser capaces de que se nos reconozca de verdad como sector estratégico para el desarrollo de nuestra sociedad. Todos juntos tenemos que revindicar el papel tan importante que desempeñamos.
Y aunque hemos avanzado muchísimo, si es cierto que nos encontramos actualmente buscando nuestra sostenibilidad económica a corto plazo, cuando debería ser a medio y largo plazo, para poder trabajar con un poco más de tranquilidad.
Esa calma nos permitiría hacer con confianza el importantísimo trabajo que desarrollamos y que se está comprobando en esta crisis mundial de salud que nos ha tocado vivir.
La buena voluntad no gestiona las ONG.
Tenemos que seguir creciendo y según mi punto de vista, estás son las 3 claves para este desarrollo:
- Trabajar aún más la profesionalización. Tenemos que tener claro que todo pasa por la formación de los que ya estamos trabajando en él y que sí o sí debemos atraer al talento porque la buena voluntad no gestiona las ONGs.
- La planificación de nuestro modelo de financiación. Hemos probado qué funciona y qué no. Pues a seguir probando y a trabajar, trabajar y trabajar.
- La comunicación. Difundir el qué y cómo lo hacemos para darle con ello visibilidad a nuestra causa social – que tiene que ser necesaria – y ser capaces de atraer fondos. Y para ello es muy importante que nuestra causa sea necesaria. Y ser capaces de generar confianza social. Ser transparente por convicción. Para que crean en mí y que me donen.
El futuro del sector está en nuestras manos. ¿Te atreves a cambiarlo? Te leo en los comentarios o en mis redes sociales. Cuéntame, ¿en qué momento crees que está nuestro sector? ¿Cuáles son tus claves para este cambio?