La cuarta prueba del #RetoPichón2021 la iniciaba el miércoles 23 de junio viajando a Fernán Núñez (Córdoba) para conocer a su protagonista: Victoria. Una niña de 6 años muy especial. Tuve la oportunidad de conocer también a sus padres, Mariví y Curro y a sus hermanos Currito y David. Os confieso que nada más llegar me impresionó lo extrovertida, alta y guapa que estaba Victoria y la familia tan bonita que tiene. Había quedado con su padre en el “Bar Victoria” un establecimiento familiar que tienen en el centro del pueblo. Me presenté, estuvimos un rato hablando y rápidamente nos fuimos a su casa para conocer a la pequeña y al resto de la familia. Fue muy especial el momento. Les estuve contando que iba a hacer y les prometí que no pararía hasta conseguirle la medalla para su hija.
Ya el viernes 25 de junio, tocaba levantarse muy temprano para viajar a As Ponte (A Coruña) en una furgoneta que había alquilado junto a mi amigo Antonio Jurado, que también participaba en esta prueba por una causa muy bonita. Habíamos decidido los dos viajar así para ahorrarnos gastos y realmente ha sido una experiencia que nunca olvidaré por el valor humano de Antonio. ¡Ah! Y nos pasaron un montón de anécdotas que darían para otro post.
Después de 1.000 kilómetros, llegamos y nos instalamos al lado justo de la prueba. Lo sabíamos, pero comprobamos que la meteorología no nos ayudaría nada este fin de semana. Llovía, hacía mucho frio, pero eso sí, las ilusiones las teníamos intactas. Aunque yo ya voy notando el cansancio de tantas pruebas muy seguidas, el motivo del por qué las hago hace que se pase rápido. Y este año son las 311 familias que acoge la ONG DEBRA Piel de Mariposa.
Estuvimos repasando y organizando el material, el sábado recogimos el dorsal, dejamos la bicicleta en el “box” e intentamos descansar lo máximo posible, porque el domingo teníamos claro una cosa: la prueba sería muy dura.
Y llegó el domingo. Nos despertamos a las 6 para prepararnos y desayunar. Y me dirigí hacía la salida. Siempre tengo dos minutos donde me surgen mis miedos, mis dudas, si lo conseguiré o no, donde me pregunto por qué todo esto, que si tiene sentido. Pero rápidamente me vino a la cabeza la imagen de Victoria y la de Leo, Adriá, Mía, sus padres, y rápidamente le encuentras sentido.
Tenía mucha preocupación por la temperatura del agua – estaba lloviendo y hacía mucho frío – pero resultó al final que las condiciones para nadar fueron brutales y me encontré muy cómodo durante toda la natación. Eso me permitió coger confianza para todo lo que quedaba por delante. Salí y a por la bici, tenía por delante 90 Kilómetros – lloviendo, frio, viento – pero fui superando los kilómetros y luego la carrera, 21 kilómetros por un paraje brutal.
A los pocos kilómetros de la carrera, empecé a ser consciente de que tenía muy cerca la medalla para Victoria. Apretó la lluvia, pero estaba a punto de conseguirla. Cuando entré en la meta, se me saltaron las lágrimas, chillé, volví a sentir esa sensación difícil de explicar, y lo único que quieres es compartir esa felicidad con todas las personas que quieres.
Me recuperé un poco y llamé rápidamente a Curro – padre de Victoria – para decirles ¡la tenemos! y que cuando me dijeran iría a llevársela a su hija.
Tocaba regresar, muchos kilómetros de vuelta, reviviendo momentos vividos, sensaciones, etc.
Y con la medalla colgada volví a Fernán Núñez con la única ilusión de entregársela a su dueña. Cuando llegué allí estaba ella con esa cara que no puede ser más linda. Le dije de broma que la había perdido, pero ella me decía ¡la tienes en el cuello puesta! Y se la puse. ¡Que emoción! Curro, su padre, fue por unos helados, nos los tomamos charlando sobre cómo había ido todo y tocó despedirse hasta muy pronto. Ya siempre vendrán conmigo.
Estamos llegando a casi el ecuador del #RetoPichón2021. Todavía queda mucho, pero está siendo brutal lo que estoy viviendo.
Espero seguir contando con vosotros. ¡Hasta muy pronto!